Después de una larga faena donde has hecho tu mejor esfuerzo, has hecho la tarea, te has esforzado por guardar los intereses de tu empleador, has sido fiel a tu ética y aún así te dan una reprimenda, te despiden o tienes que abandonar tu trabajo por cuestiones de integridad o ser parte de las estadísticas por la crisis mundial .Te resulta conocido este relato; no es nuevo.
Un músico que tocaba un arpa para apaciguar a un atormentado Rey fue injustamente perseguido y con el agravante de que aún ser inocente era con su vida que tenía que pagar el precio de la envidia en ese caso. ¿Qué actitud tomó el personaje de este relato? Pues refugiarse en Dios, ocultándose de su perseguidor pero sin perder de vista que tenía un destino mucho mejor, el de suceder al mismo Rey, no por la fuerza sino con la fe de que el Dios que lo había escogido cumpliría su promesa. Dicho personaje se convirtió en uno de los mejores Reyes de Israel, sí; estoy hablando de David, ese de quién Dios mismo diría que tenía un corazón conforme a Él.
No importa cuánto te sientas defraudado por aquellos en los que confiaste, lo cierto es que Dios no defrauda y utiliza todas las circunstancias por las que pasamos para hacernos mejores, para refinarnos con la finalidad de que exaltemos su nombre cuando hayamos pasado la prueba, eso sí; con fe. No que Dios ponga las tentaciones sino nos ayuda a pasar por ellas y aprovecharlas para bien. Dios no piensa como nosotros, en tu escasez pensarías en dar? Pues si Dios dice que dando es como recibimos; a quién creer. Pero me dirás: pero si no tengo nada que dar! Hay un seminario en donde aprendí que si no usas algo por más de un año, no lo utilizarás más, es una buena oportunidad para regalarlo, para ser bendición a otros; un libro, una camisa, un par de zapatos, unas palabras de aliento….alguien usará lo que tú tienes!. No olvidemos que Dios nos bendice para que seamos bendición para otros. Transmitir a otros esa seguridad de que hay algo mejor preparado por Dios es ser bendición en medio de crisis y hacer a un lado la frustración. Porque Dios nos bendice.
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